Querido Luis Ángel:
Quizá debería esperar unas horas antes de escribirte para estar más frío y más tranquilo, pero es que quiero contarte lo que sigue lo antes posible para ver si llego a tiempo de matizar lo que te acabo de decir en persona en mi estudio.
Reconozco que me has pillado por sorpresa. Además de las muchas reuniones que tuvimos cuando hicimos (sí: hicimos) el proyecto de tu casa, hemos tenido otras cuantas, algunas en mi estudio y otras en la parcela, tanto nosotros dos solos como con el arquitecto técnico, el maquinista, el estructurista y el albañil para comentar distintas circunstancias y ver la manera más eficaz de plantear la construcción.
A las dificultades que señalaba el estudio geotécnico se están sumando otras de tipo logístico y económico y estamos poniéndonos todos algo nerviosos. Las soluciones técnicas que yo creo necesarias a ti se te hacen caras. Entiendo que tienes un presupuesto muy limitado, y que el disparate de precios que estamos padeciendo te saca de tus casillas, pero es que está empezando a sacarme a mí de las mías. Estamos teniendo problemas "colaterales" bastante antipáticos y todo se está combinando para que esta obra se me esté haciendo muy cuesta arriba (aunque ya sé que no tanto como a ti) antes de empezarla.
Tú y yo somos conocidos de toda la vida, y creo que si indagara un poco hasta descubriría que somos algo parientes. Siempre nos hemos llevado muy bien, y no quisiera que esta obra envenenara nuestra relación. Me llamas por teléfono en fines de semana, te presentas en mi estudio a cualquier hora y sin avisar, últimamente tenemos conversaciones bizantinas que no llegan a ningún puerto... En fin, una juerga. Y no hemos empezado la obra.
Pero lo de hoy me ha tocado muy dentro. Te he contestado mal y todo. Lo siento. Pero es que te has presentado con un par de recaditos del albañil, a quien veo trabajando en la sombra contra el proyecto y a quien adivino minando nuestra confianza y nuestra paz durante toda la obra.
El primero ha sido la afirmación categórica de que la estructura tiene MUCHO HIERRO. Y el hierro se está poniendo carísimo. Sugiere que quitemos soportes de acero laminado y hagamos muros de carga. He sido tan idiota que te he contestado a bote pronto: "¡Ni de coña!", cuando lo más correcto habría sido decirte que sí, que lo podría hacer y que te prepararía lo antes posible un presupuesto de honorarios por la modificación del proyecto. Por mi parte habría sido mucho más profesional y sereno; desde luego mucho más que el espectáculo lamentable que he dado.
Mucho hierro
Según te lo decía ya me estaba arrepintiendo. Te he hablado de preocupaciones mías que a ti ni te van ni te vienen, del sexo de los ángeles y del perfume de las nubes, en vez de hablarte de euros, que es de lo único que deberíamos haber hablado. Te he dicho que una construcción a base de muros de carga entorpecería bastante la distribución de tu casa, y además las habitaciones te quedarían más pequeñas. Pero lo único que te debería haber dicho es que si el acero se está poniendo por las nubes qué diríamos de los ladrillos. Lo dicho: Tono tranquilo y euros.