y a Jaume Prat(*)
Mortadelo y Filemón dormían profundamente cuando, casi al amanecer (hacia las once y cuarto de la mañana), sonó el teléfono-despertador (un ingenioso invento del Doctor Bacterio que consistía en un teléfono conectado a unos cubos de agua en equilibrio inestable sobre sus cabezas).
El Súper ni saludó siquiera:
-¡Los quiero en mi despacho dentro de diez minutos! ¡Utilicen la entrada secreta 17B!
Tras los habituales traspiés los dos agentes secretos comparecieron ante el Superintendente Vicente.
-Tienen que realizar una misión importantísima.
-Diga, Súper.
-La patria los necesita. Está en juego la principal fuente de ingresos de la nación: el turismo.
-¡Yupi! ¡Nos vamos a hacer turismo!
-¡Cállese, Mortadelo! ¡Esto es muy importante! Nuestro país, tras haber inventado el calimocho, la paella apegostoná, la tomatina de Buñol y la sangría revenía, ha alcanzado las más altas cotas en el aprecio de los turistas de todo el mundo. Todos quieren venir a nuestras playas, comer nuestros potingues, ponerse como cochinillos asados bajo nuestro sol, emborracharse con nuestros enjuagues, lanzarse desde nuestros balcones...
-Aaaah, la paella apegostoná, la sangría revenía... Es que se me caen dos lagrimones.
-¡Claro que sí, Mortadelo! ¡Es que es para estar orgulloso! Como también es para estarlo el despliegue inmobiliario en nuestras costas. ¡Qué chaleses! ¡Qué hoteles! ¡Qué bungalós!
-Somos los mejores.
-Pues sí. No lo dude. Pero entre tantos edificios preciosos tenemos algunos casos, afortunadamente muy pocos, horribles, humillantes, ¡y uno de ellos nada menos que en La Manga del Mar Menor! ¡Un desdoro para nuestro pabellón, para nuestro liderazgo turístico! ¡Y en La Manga! ¡Han ido a plantar ese adefesio en el centro de nuestro buque insignia!
-¡Claro que sí, Mortadelo! ¡Es que es para estar orgulloso! Como también es para estarlo el despliegue inmobiliario en nuestras costas. ¡Qué chaleses! ¡Qué hoteles! ¡Qué bungalós!
-Somos los mejores.
-Pues sí. No lo dude. Pero entre tantos edificios preciosos tenemos algunos casos, afortunadamente muy pocos, horribles, humillantes, ¡y uno de ellos nada menos que en La Manga del Mar Menor! ¡Un desdoro para nuestro pabellón, para nuestro liderazgo turístico! ¡Y en La Manga! ¡Han ido a plantar ese adefesio en el centro de nuestro buque insignia!
-Miren ustedes. ¡Miren qué chalet indignante! ¡Miren qué menoscabo, qué insulto a nuestra costa mediterránea!
Corrales y Molezún. Casa Catena. La Manga del Mar Menor, 1966-67.
-Vaya truño, Súper. ¿Qué tenemos que hacer? ¿Derribarlo como hicimos con la pagoda?
-No. Hay casas al lado. Sería un follón y llamaría mucho la atención. Lo que quiero que hagan es reformarlo.
-Pero nosotros no somos albañiles.
-Contarán con Pepe Gotera y Otilio. Ustedes serán más bien los arquitectos, las cabezas pensantes.
-Muy bien, pero no tenemos experiencia, ¿Por qué no llama a un arquitecto de verdad?
-¡Porque a los arquitectos de verdad les gusta esa castaña!
-No me diga. Qué gente más rara.
-Razón tenía doña Espe. Quiero, en definitiva, que dejen ese chalet a su gusto.
-¿Al de doña Espe?
-Quiero decir a su gusto de ustedes. Pero, sí, supongo que también será ese el gusto de ella.
-Natural: El de cualquier persona normal y sensata.
-¿Y de presupuesto cómo andamos?
Tuvieron que salir por piernas del despacho.
Pero sí. Por una vez dispusieron de una cantidad razonable. La T.I.A. había puesto toda la carne en el asador. Era un asunto de estado. Se trataba, ni más ni menos, de la imagen de la nación ante los turistas.
Lo primero que hicieron fue modificar esa planta rectangular tan rígida. Le sacaron un chiringuito de aluminio por un lado, un porche por otro...
Después cerraron las terrazas de los extremos, y a los cerramientos les pusieron unas ventanas.
Ya puestos, las ventanas originales de la casa eran una especie de tiras corridas en horizontal y otras en vertical, siempre rendijas muy estrechas. Un sinsentido. Las cambiaron por ventanas más cuadradas en los centros de los paños de cada habitación, como Dios manda. Y con sus persianas de PVC y todo.
Estuvieron pensando si hacer un tejado de teja en vez de esa horrible cubierta plana, pero ya que la escalera desembarcaba en ella la mantuvieron. Aunque, eso sí, cambiaron su perfil poniendo balaustradas prefabricadas de hormigón blanco y pináculos en las esquinas y en puntos intermedios.
También cerraron la planta baja, e hicieron nuevas ventanas y arcos.
Finalmente lo cubrieron todo con mortero monocapa combinando tres colores: un ocre claro tipo albero para el fondo, un salmón en franja horizontal a la altura de las ventanas y un gris para dibujar los bordes de las ventanas, e incluso falsos frontones sobre ellas y falsas dovelas de piedra sobre los arcos.
Tras todo ello, la horrorosa casa abstracta de los años sesenta quedó así de bonita:
Mortadelo y Filemón: Reforma y ampliación de chalet.
Plaza Monteblanco. La Manga (Murcia).
Por una vez el Súper estuvo satisfecho. Miró las fotos con placer. Eso era exactamente lo que quería. Sabía que de habérselo explicado con detalle a estos inútiles no lo habrían entendido y habrían liado un buen desastre, pero diciéndoles que lo hicieran a su gusto acertarían. Eran muy tontos, sí, pero el buen gusto lo tenemos todos.
Filemón tomó la última fotografía y dijo:
-¿Se ha fijado, señor Super, en el detalle de las palmeras?
-Tuvo su misterio, y lo hicimos muy bien. Hubo que meter una tira de plástico, un... berenjeno, dibujando la forma de las palmeras, para extender por fuera el revoco monocapa color albero y por dentro el gris. Es un detalle muy fino, ¿verdad? Muy artístico.
-Sí. Queda muy bien. Es muy elegante. Por cierto, ¿han tenido suficiente con la suma asignada? ¿Les ha sobrado algo? ¿Eh, qué? ¡Mortadeloooooooo! ¡Filemóóóóón! ¡Vengan aquíííí! ¡No huyaaaaaaan!
(*) Dedico esta entrada a David Garcia-Asenjo y a AGUA Architects porque en su constante investigación y difusión de la arquitectura moderna española me dieron a conocer esta salvajada inconcebible. Y se lo dedico a Jaume Prat, otro gran investigador y divulgador, por la enorme indignación que lo agarró y lo arrebató, y por su desesperación ante tanta estupidez. Yo también tengo ganas de llorar y de mandarlo todo a la mierda. Tal vez por eso me ha salido este tono en esta entrada: porque ya no sé ni cómo decirlo, ni qué hacer, ni por dónde tirar. Verdaderamente se le quitan a uno las ganas de todo.
Va por vosotros.
Howard Roark.
ResponderEliminarMe trae a la mente este post, ejemplo práctico del mismo lugar llevado de algo decente a algo.. en fin por así decir. Del paraíso entre dos mares a la muerte de una utopía: http://hasxx.blogspot.com.es/2014/09/un-paraiso-entre-dos-mares-por-santiago.html
ResponderEliminarMuy bueno, muy ingenioso y muy gracioso el relato, basado en hechos reales. Lo vivimos en directo. En el año 2.000, aproximadamente, coordinaba la búsqueda, registro y catalogación de Docomomo en la zona. Junto a Pedro Medina localizamos la ejemplar obra de C & M. Se tomaron datos, se documentó y la presentamos al Comité de Registros, que sin dudarlo la catalogó y registró. Lo difundimos todo lo que pudimos, lo comunicamos a todas "las autoridades competentes", municipales, autonómicas y estatales. Dimos posibles pautas para la recuperación de la bella obra..... Ni puto caso.......... Cuando nos enteramos del "tuneado" al que fue sometida la vivienda, volvimos a "movilizarnos intensamente", pero, evidentemente no fuimos muy eficientes....Lo seguiremos intentando.
ResponderEliminarGenial tu post, como siempre.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Veo el plano de la casa original, y alucino.
ResponderEliminarSalón minúsculo, con zona de estar de 2,5 metros de ancho. Un montón de dormitorios diminutos. Baños para enanitos, pero que no falte el bidet.
Toda la casa en el primer piso, y la planta baja para el gato. Desaprovechada.
Comprendo perfectamente al señor que ha hecho esa reforma. Cerrando la planta baja a ganado el doble de espacio. Seguramente tendrá ahora un salón en la planta baja como Dios manda, y una cocina como Dios manda y habrá tirado tabiques en el primer piso para hacer menos dormitorios, pero más grandes, como Dios manda.
Tendrías que ponerte en contacto con el dueño del chalete y que te enseñara los planos de la reforma, y estoy seguro que te parecerían mucho mejores que el adefesio de 1966.
Acabo de fijarme en la planta y está que te cagas. Tal vez no sea como Dios manda, nunca lo he tenido de cliente y no me ha mandado hacerle nada, salvo en su libro lapidar a aguno o alguna que otra y no le he hecho caso, pero para cualquier otro mortal la solución de la planta es total.
EliminarDespués de ver la segunda foto de la reforma, me fijo en que ha ampliado la planta baja hacia el jardín, con lo cual la casa actual tendrá el triple de espacio que el zulito "modelno" de 1966.
ResponderEliminarAdemás la parcela está vallada y con vegetación y se podrá poner en pelotas a tomar el sol sin preocuparse por los curiosos.
Las casas son para vivirlas, no para que aparezcan el libros de arquitectura.
Y va el último comentario.
ResponderEliminarEl cuarto de baño origina, tiene el mismo tamaño que la cama individual. TÓCATE LOS GÚEVOS!
En un espacio de 2X1 metros, el HARKITESTO de "prestigio mundial" ha metido con calzador una bañera-ducha, un lavabo sin "pollete" pa poner el cepillo de dientes y el peine, el trono y el bidete "tojunto". Me pregunto como se puede usar el bidete si está pegando a la pared y al trono.
En definitiva: una mierda de chalete.
El propietario tendría que haberlo tirado y haber empezado de coer.
No requiere mucho esfuerzo el pensar que en una casita en la Manga (cuando no era el engendro hacinado actual), originalmente el presupuesto fue pequeño y las dimensiones también. Y dentro de lo exigüo del dinero disponible, todo está en proporción y muy bien aprovechado. Es una casa magnífica, y no voy a perder tiempo explicando las razones a quien ni lo sabe ver ni (lo que es mucho peor) no quiere aprender a verlas. El mero hecho de querer alterar lo menos posible ese entorno privilegiado ya merecería todos los respetos.
ResponderEliminarA la vista de ciertos comentarios, parece que en el orden de prioridades a la hora de juzgar la bondad de una casa está el tamaño del cuarto de baño y los aparatos allí situados (se vé que hay personas que prefieren pasar allí la mayor parte de su tiempo) y la cantidad de metros cuadrados disponibles (obviamente, para estas personas una nave industrial en un páramo de la meseta central debe ser lo más).
En fin, que quien llama chalete, chalet o similar a una casa tiene el gran problema de que ni sabe lo que es ésta, ni sabe apreciar cuando ve una, ni (lo peor) sabe vivirla. Un drama...pero tiene cura, aunque no sea fácil: requiere interés, estudio y ganas de aprender...
Un drama.
Hombre, me parece muy ingenuo que pienses que g3 hace sus comentarios en serio. Es puro humor.
Eliminar¡Oh wait! como dicen los blogueros jovencitos, puede ser que el ingenuo sea yo y el pensamiento "Mortadelo y Filemón" esté mucho más extendido de lo que pueda pensar.
Por cierto, acabo de ver en los comentarios a mi amigo Luis Jurado, también seguidor de estas páginas, así que además de identificarme con su comentario me identifico yo: Paco Couto.
Me he hartado a reír con el post... y a llorar con la reforma. Lo que no cuentan es que el nuevo diseño es de la Antonia y la Omaíta, que lo pusieron a su estilo
ResponderEliminar¿Y no se puede saber quién ha sido el arquitecto que ha tenido los santos huevos de firmar esa reforma?
ResponderEliminarEs mera curiosidad insana.
Seguramente un ingeniero...
EliminarEstoy de vacaciones en La Manga, buscando algo que echarme a los ojos y cuál no fue mi sorpresa al enterarme de que no solo Antonio Bonet, sino también Corrales y Molezún, tenían obras aquí. En las imágenes de Google vi esa enormidad de belleza y de comprensión del sitio que era esta vivienda. Cómo las luces y la horizontalidad de la estructura reforzaban la de la línea del mar. Una planta, perfectamente resuelta y bien orientada a las vistas. Y, de repente, el vómito y el llanto, a duras penas contenidos, para recordarme -casi lo olvido, por momentos- en qué mundo vivimos.
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