sábado, 23 de marzo de 2013

Sobre la originalidad en arquitectura

Hace unas semanas, la inagotable biblioteca de imágenes de Javier Echepare nos propuso este proyecto de Nikolai Ladovsky:


Inmediatamente nos recordó a todos otro mucho más famoso, ¿verdad?. Desde luego, cuando Javier puso esa imagen la respuesta fue inmediata. Vamos, que cualquiera lo ve:


(En mi caso, además, da la casualidad de que tengo este último dibujo en póster, enmarcado justo a mi derecha, así que lo veo mientras escribo esto).

Ladovsky fue un arquitecto soviético; uno de tantos juguetes rotos de aquella esperanza revolucionaria de la arquitectura, truncada y traicionada por los vencedores burócratas y neoclásicos de la revolución. Fue profesor del VKhUTEMAS entre 1920 y 1932, "neoclásico a la fuerza", como todos, a partir de 1932 por orden de Stalin y suicidado en 1941.
(Vaya parrafito denso que acabo de escribir. En él cabe una novela. Algún día habrá que escribirla, pero por ahora dejo ese tema y voy al que quería tocar hoy).

No sé si Frank Lloyd Wright podría alegar casualidad. Visitó la Unión Soviética en junio de 1937, y conoció a varios arquitectos y sus obras. Es muy probable que allí tuviera noticia del proyecto de Ladovsky. Si fue así, debió de impresionarle, porque él mismo llevaba años obsesionado con la idea del "zigurat".
 

Este es un proyecto de 1925, que combina un parking con un planetario (lo normal).
Cuando, años después, Solomon R. Guggenheim le encargó su museo, Wright desempolvó aquel parking y volvió a enroscar una rampa.



La idea era la misma que la del parking: La rampa para acceder con los coches era ahora para que los vistantes circularan contemplando la exposición. Las zonas para aparcamiento eran ahora para las obras de arte. Y el espacio central para el planetario era ahora un espacio de lujo, de regalo.
La idea no terminaba de cuajar, y Wright probaba otras opciones.



En alguno de esos tanteos probó de nuevo la hélice cónica, pero esta vez con el vértice haca abajo.

¡Eureka! A cada vuelta ascendente de la rampa el espacio se ensanchaba. El vacío central se hacía antigravitatorio y producía una especie de vértigo inverso: vértigo hacia arriba. Por otra parte, todo el cacharro tenía un aire inestable y una gran fuerza plástica. ¿Pudo tener algo que ver el dibujo de Ladovsky? Yo creo que, si Wright lo vio en 1937, no hay ninguna duda.

¿Y?
Quiero decir, ¿y qué?
¿Es un pecado copiar una idea en arquitectura? En música hay unas normas: Hay que copiar un cierto número de compases, y con un límite de desviaciones en melodía y armonía, para que se considere plagio. En arquitectura no hay nada especificado. En todo caso, una mirada atenta a los dos proyectos despeja cualquier sospecha de plagio. Puede haber influencia, por supuesto. Todos los arquitectos nos influimos de una u otra forma.
El asunto es aún más espinoso tratándose de Wright, que alardeaba de una originalidad inagotable y que se pasaba la vida dando saltos mortales estilísticos.
Wright podía inspirarse en cualquier arquitecto que llevara más de dos o tres mil años muerto, pero no en alguien contemporáneo. ¡Por Dios! ¡Él era el mejor arquitecto desde los egipcios! (y probablemente el mejor incluso poniendo a los egipcios, sumerios y mesopotámicos en la cuenta). En su sección escribe la palabra "ZIGGURAT" al pie, bajo el sótano, pero jamás habría escrito "LADOVSKY". Reconoce su inspiración en un tipo arquitectónico anónimo y remotísimo, pero no en alguien cercano.
En todo caso, a mí me parece bien. La arquitectura no tiene como principal misión ser original, sino ser buena. Si nos dejamos llevar sólo por la originalidad, por hacer cosas que nunca haya hecho nadie, y esa es nuestra única línea de trabajo, nos pasaremos la vida haciendo mamarrachadas.
(Ya he hablado otras veces de las heces enlatadas de artista y de las ampollas con sangre de artista. En este sentido, ARCO se obstina en depararnos nuevas chorradas cada año, demostrándonos que la mera ansia de originalidad es una impostura y una mentecatez).
Por otra parte, el esquema general de un proyecto, su concepción global, tienen poco de original, y poca o ninguna necesidad de serlo. Puedo organizar mis espacios engarzados en un eje-recorrido, o en torno a un espacio central, o en malla, o en altura, etc... Eso hará que el programa se pueda cumplir mejor, que el edificio se adapte mejor a las ordenanzas, que se aproveche mejor el solar... y sirve para empezar a encajar y a enfocar el proyecto. Pero el proyecto en sí son los kilos y kilos de papel, o las horas y horas de ordenador, hasta que la escalera arranca donde debe y desembarca en el sitio adecuado, y el programa se cumple, y el espacio fluye, o se comprime, o lo que quiera que haga, y todo cuadra.
Eso es arquitectura, y no se copia. Es imposible de copiar. Ojo: No estoy hablando sólo de arquitectura-arte, ni de arquitectura-sublime. (Bendito sea quien además consiga todo eso). Estoy hablando de la mera profesión, si queréis desde el punto de vista más trivial, y, aun así, y por eso mismo, de arquitectura, de organización y caracterización de espacios, de resolución de necesidades funcionales, de formas, de construcción y de todo lo demás.
Estoy hablando de que el proyecto no se hace con un gesto grandilocuente con el rotulador gordo (eso puede ser sólo un punto de partida para desbrozar el terreno), sino con muchas horas de afinación y decantación.
Estoy hablando de que Wright puede copiar la idea de una hélice en tronco de cono invertido, pero que a partir de ella tiene que hacer un edificio.

7 comentarios:

  1. ¿Cual era el uso del proyecto de Ladovsky?, lo pregunto porque a mí, que no he estado en Nueva York (espero que "aun"), desde la primera vez que vi este proyecto me atrajo la resolución del programa, no la forma.

    En algún momento de la carrera tuve que proyectar un museo, y me obsesioné por el recorrido, me traía loco el Kunsthal de entonces estaba de actualidad. Pero la resolución del Guggenheim de Wright era, y es, el novamás. No sé si de verdad funciona, he leído que no, pero el concepto, entrar, "teletransportarse" al inicio de la exposición y al terminar de recorrerla estar en la salida (aunque debería ser la tienda ¿no?. Es tan radical, tan bueno.

    Una de las cosas que más me molestan en un museo, incluso más que una mala iluminación, es tener que pasar dos veces por el mismo sitio.

    Sensacional artículo, de nuevo, gracias.



    PD. Aquel museo que proyecté, resultó un desastre, ininteligible. Pero aprendí.

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    1. Gracias por tus palabras, Kikeconk.
      Tu comentario me ha hecho buscar en mi documentación... y no he encontrado el proyecto. Sólo tenía la foto de Javier Echepare guardada.
      He buscado y me temo que no es un proyecto suyo, sino un ejercicio de algún alumno de Ladovsky.
      http://rosswolfe.wordpress.com/2011/06/19/models-and-sketches-from-nikolai-ladovskiis-studio-at-vkhutemas-vkhutein-1922-1930/#
      Esto hace más difícil que Wright lo conociera, pero en realidad se interesó mucho por los experimentos soviéticos. (Como buen anticlásico buscaba apoyos en otras fuentes). Puede que lo conociera, o que conociera algún otro ejercicio parecido. Quién sabe.
      En todo caso,la resolución del Guggenheim es suya. Eso está claro. (Yo lo visité y creo que funciona muy bien).

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  2. José Ramón,

    completamente de acuerdo contigo en este artículo, y ¿qué si Wright conocía ese proyecto de Ladovsky? Lo que sería realmente extraño es que a la edad que proyectó el Guggenheim no hubiese tenido influencias ni imágenes de lo que había conocido en todos esos años.
    La genialidad del proyecto de Wright es la propia concepción del mismo, la resolución del después tan manido "recorrido" y el giro que le dio a la actividad expositiva en un museo.
    Creo que todos "copiamos" al proyectar, aunque sea de nosotros mismos en proyectos anteriores. Nadie vacía su cerebro como un disco duro al enfrentarse a un nuevo proyecto. Sería terrible no aprender y estudiar lo que otros han resuelto e incluso intentar mejorarlo.
    Gracias por tu artículo, un saludo.

    @evazzm

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    1. Estupendo post.

      Me ha encantado, además, porque me ha hecho recordar la respuesta que dio el pintor Antonio López cuando le preguntaron sobre el plagio de Rubens a Tiziano. Decía que estaba a favor de las copias entre artistas; pues el copiar, decía, te lleva a una observación permanente del prototipo, dándole una oportunidad y un tiempo, que de otra manera nunca le dedicarías...
      En arquitectura, considero, es normal copiar lo que funciona, las soluciones buenas... Incluso una idea formal si ésta resuelve un programa.
      Comparándolo con la opinión de Antonio López, "esa copia" quizás sea hasta un elogio al autor del proyecto primigenio... ;-)

      Un saludo,
      Libe

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  3. Hola José Ramón, no conocía tu blog. A partir de ahora, me tienes entre tus seguidores. Copio tu entrada a mi página de FB. Pocas obras y proyectos pueden considerarse "originales", sin raíces algunas. A la mente me viene como ejemplo de ello, y en su cumpleaños, el pabellón de Alemania de Mies. Y aún así, estoy seguro que llevaba tiempo dándole vueltas a algo parecido. No creo en la PURA ORIGINALIDAD, siempre hay "contaminación", como decía Pedro Guerra en su canción.
    Un saludo
    Fernando

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    1. Gracias, Fernando.
      Pues yo creo que incluso el Pabellón de Barcelona es fruto del genio de Mies tras la influencia de Lilly Reich, y, sobre todo de De Stijl, que a su vez bebió de la fuente de FLW. (Van't Hoff, uno de los fundadores del grupo, habia sido aprendiz en el taller de Wright). Los planos que se disparan, los voladizos... A su vez Wright aprendió de la arquitectura japonesa...
      O sea, que tienes razón.
      Y es natural que sea así. Nadie puede inventar la pólvora cada semana.

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  4. Hola. Alguien sabe por aquí que pasó con la cuenta en FBde Javier Echepare? gracias.

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