El artista, como el Dios de la creación, permanece dentro, o detrás, o más allá, o por encima de su obra, trasfundido, evaporado de la existencia... indiferente... entrenetido en arreglarse las uñas.
Y me viene a la mente el gran artista que fue Luis Gutiérrez Soto. Con él siempre da esa sensación que dice Joyce, de un dios que contempla cómo fluyen sus obras por sí mismas, sin mayores problemas existenciales.
No es que Don Luis no trabajara como un titán; es que parece como si no se interesara por el aspecto "cultural", "trascendente" de la arquitectura. Hacía las obras como churros, y cuando las vemos no podemos entender que fueran de una misma persona.
¿Qué tiene que ver esto:
con esto:
o con esto?
La vida de Luis Gutiérrez Soto es una larga cadena de éxitos. De joven, mientras estudiaba arquitectura, le gustaba el football, y, naturalmente, jugó en el Real Madrid (no en un filial, ni en un juvenil, ni nada de eso: en el primer equipo); y, naturalmente, era el máximo goleador. Tanto que le apodaban Pichichi, como al mítico delantero del Athletic que sigue dando su apodo y su trofeo cada año a los máximos goleadores de la liga.
Acabó su carrera brillantemente en 1923, con un PFC que hoy nos hace sonrojar, pero era lo que había que hacer. Y salió a la calle, a construir, con un cacao mental de pronóstico.
Se preguntó: "¿qué estilo se lleva?", y se fue repitiendo esa pregunta durante toda su vida. (Yo le pondría esa frase como epitafio).
En los años treinta adoptó un tipo de arquitectura moderna, racionalista, pero muy influida por el expresionismo de Mendelsohn, con una plástica deliciosa. (Este estilo tuvo mucho éxito, y se puede disfrutar en muchas ciudades españolas. A mí me parece especialmente bueno en las obras de Pedro Ispizua y de Manuel Galíndez en Bilbao).
En la Guerra Civil se alistó en el bando adecuado, y venció. Los encargos se amontonaron. Había una nación por reconstruir, y él se puso a la cabeza. Surgió entonces de nuevo la pregunta: "¿qué estilo se lleva?", y se respondió a sí mismo con una cosa rara: Entre moderno y castizo, entre racionalista y espiritual (entendiendo por espiritual el sentimiento católico-español). ¿Pero eso cómo se concreta plásticamente?
Optó por reconstruir los barrios más ricos de Madrid (es lo que pasa cuando uno puede elegir). Su Barrio de Salamanca natal está hoy plagado de obras suyas. Y el de Chamberí, y el de Argüelles...
Ese bloque madrileño de pisos de ladrillo visto, con esquinas y/o cornisas de piedra caliza, y terrazas, o miradores panzones... Vamos, el bloque de pisos típico de Madrid, es en gran parte obra suya, y una cantidad insólita de ellos son directamente obras suyas. (También los hizo en otras ciudades de España).
Este gran Pichichi de la arquitectura (¡Dios, qué golazos!) hizo chalés, cines, discotecas, bares, iglesias, ministerios, etc, etc.
Le llevó dos versiones del Ministerio del Aire al general Vigón, con y sin chapiteles, y el general eligió la de los chapiteles porque era "más español", como El Escorial.
Y muy pocos años después hizo el edificio del Alto Estado Mayor con un estilo moderno ma non troppo:
Constantemente se hacía la pregunta: "¿qué estilo se lleva?", o, en estos casos: "¿qué estilo es el más adecuado para este cliente?" Y lo bueno es que los dominaba todos, y sabía hacer obras maestras en cada uno de ellos. Parece como si le diera igual.
Nos recuerda a Groucho Marx: "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros".
Hizo una de las mejores torres de viviendas de Madrid,
y una de las mejores torres de oficinas.
Curiosamente, después de haber hecho de todo, cerca del fin de su vida dijo que la obra de la que se sentía más orgulloso era la del Palacio March, en Palma de Mallorca.
¿El estilo? ¡Qué más daba el estilo! Lo que importaba era la dificultad técnica, la proeza de construir.
Juan Daniel Fullaondo le hizo una curiosa entrevista para Nueva Forma, en la que Gutiérrez Soto planteó una curiosa defensa ética de su eclecticismo, diciendo que el arquitecto no tiene que inventar formas, pues eso es orgullo y petulancia, sino que las formas ya están ahí todas, inventadas y disponibles, y que lo que tiene que hacer el arquitecto es resolver los problemas técnicos, funcionales y temáticos. Y elegir para ello las formas que mejor le convengan.
Fullaondo, con su eterna perspectiva cultural, intentó llevarle a su terreno. Le habló del Bar Chicote para decirle que esta obra se instala "en un nivel cultural, que trasciende bastante un enfoque tan esquemáticamente moralista". Gutiérrez Soto le contestó que el Bar Chicote fue una obra muy lograda, pero no admitía que la valoraran como su mejor obra, porque las había hecho mucho más complejas, y en el fondo quienes decían esto manifestaban mala intención, desacreditando obras suyas muy superiores. Fullaondo le insistió que no se podía hablar solo en términos prácticos, que en las obras hay muchos niveles, incluso niveles poéticos. Y Don Luis, ya bastante fastidiado, le contestó: "No entiendo bien lo que quieres decir, con esta frasecita un tanto rebuscada de nivel cultural, yo creo que la arquitectura es buena o mala simplemente independientemente de ese nivel cultural del que hablas", y volvió a hablar de "sentido común", a rebajar el debate a niveles prácticos y estrictamente profesionales, y a cantar al arquitecto como servidor de la sociedad. Después de esta parrafada, Fullaondo dice: "Está visto que no nos entendemos".
Naturalmente, era imposible que se entendieran un teórico que buscaba una trascendencia cultural y un súper profesional, hiperpráctico, que lo había construido todo, que lo sabía construir todo y en el estilo que fuera.
Muchos años después le pregunté a Fullaondo por esta entrevista, y me dijo que, efectivamente, había sido una entrevista algo incómoda, pero que qué bueno y qué grande era este arquitecto.
Lo dejaremos así: El gran arquitecto que no quiso que su obra fuera trascendente, o a quien le daba mucha vergüenza que le señalaran los aspectos trascendentales de su obra.
Sí señor, interesante artículo muy ilustrativo para un profano como yo,sobre este personaje del cual no tenía ni la más remota idea de su existencia.
ResponderEliminarHola, Juan Ramón,
ResponderEliminarYa echábamos de menos tus entradas en el blog.
En Málaga tenemos un ejemplo fantástico de su obra en lo que ahora es el Museo de Arte Contemporáneo de Málaga y que nació como mercado de mayoristas. Hay algunas obras más en la provincia, pero no las he visto.
http://es.wikipedia.org/wiki/Centro_de_Arte_Contempor%C3%A1neo_de_M%C3%A1laga
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/vscripts/wbi/w/rec/3242.pdf
Muchas gracias
Un saludo a todos,
Ana
vaya! cuando mejor me lo estaba pasando va y desaparece la entrada esotérica del Gaudi. esperare.
ResponderEliminarPerdón, Javier. He tenido problemas técnicos.
ResponderEliminarDentro de un rato la volveré a subir.
Muchas gracias por tu interés y por tu fidelidad a este blog.
(Hay que ver. Ha estado unos pocos minutos y la has pillado).
Nada se dice aquí de una zona de viviendas baratas del Gran San Blas que hizo Gutierrez Soto a principios de los sesenta, ¿alguien tiene una fotografía?
ResponderEliminarY más de una. Mándame un correo a arquitectamoslocos@gmail.com y te las envío.
EliminarHola. He leído esto hoy y me encantaría ver esas fotos de San Blas de las que habláis. Si no fuera mucha molestia... Os lo agradecería. Os dejo mi dirección de gmail: pilardelcole@gmail.com Gracias.También me he suscrito al blog. Me ha gustado mucho.
EliminarHola. Muchas gracias por tu apreciación del blog. Te acabo de mandar lo que tengo de Gutiérerez Soto en San Blas. Espero que te sirva. Un cordial saludo.
EliminarEste fue quien nos destrozó Madrid con sus amigos franquistas dandole permiso.
ResponderEliminarGutérrez Soto era franquista y tenía grandes amigos franquistas y gran influencia y poder. De acuerdo. Pero eso de que destrozó Madrid... Ojalá muchos arquitectos del nivel de Gutiérrez Soto hubieran destrozado así nuestras ciudades y nuestras costas.
Eliminarcierto, no destrozó en plan torre valencia pero hizo una plaza moncloa inaccesible hoy en día, inhumana y rancia y esos edificios de viviendas en barrios acomodadas con viviendas del siglo xix que desfiguraba toda la personalidad de dichos barrios. FUe este señor+ los planes franquistas
EliminarEntiendo perfectamente que desde un punto de vista objetivo su arquitectura pueda ser espléndida, aunque el compromiso social del arquitecto pasa también por esa trascendencia de la que Gutiérrez Soto reniega, ya que la arquitectura es representación y lenguaje, cuestión innegable que la asocia inevitablemente a ideas que, en este caso, pienso retrógradas. Levantar un nuevo Escorial en medio de Madrid en ese tiempo es semejante a la tarta soviética que ganó el concurso para el Palacio de los Soviets allá en 1930.
EliminarBuen artículo, un saludo!
Fue un magnífico arquitecto al que muchos arquitectos no le llegamos ni a la suela del zapato. Y claro que fue franquista. Un régimen social que desarrolló España hasta límites insospechados. Y con unos arquitectos y una arquitectura magnífica. Basta ya de estupideces. Más quisiéramos vivir en aquella época, tendríamos trabajo, paz y, lo mejor de todo, futuro.
EliminarHabría que ver las obras y el compromiso social de quienes le critican (ahora que no se puede defender). Personalmente, creo que simplemente vivió en su época e hizo un trabajo magnífico.
ResponderEliminarNo estoy para nada de acuerdo contigo en eso de intrascendental... aparte de que veo tu artículo demasiado simplista. Lógicamente un arquitecto evoluciona y, antes de existir el racionalismo es imposible que hiciera racionalismo, y lo que se llevaba entonces, aparte del art deco, era un estilo de inspiración nacionalista (como ocurrió en Alemania, en Italia y en todas partes). Una vez empezó a trabajar en este estilo fue fiel al mismo y sacó de él lo mejor que pudo. Lógicamente, llegó la guerra y después de ésta tiene que cambiar de estilo; primero porque Franco quería "crear Imperio" y segundo porque muy posiblemente el racionalismo se veía como un estilo republicano, puesto que floreció sobre todo en aquellos años (Chicote, de hecho, es del 31)
ResponderEliminarTal y como me explicó un profesor en la facultad, el Ministerio del Aire de Moncloa se hizo en ese estilo para, de alguna manera, congraciarse con el régimen de Franco; sí, vale, habría luchado por el bando nacional pero algo ahí no está tan claro. En España tenemos esa idea absurda -que Franco se encargó de promover (porque así se quitaba un problema de encima) y que los comunistas aprovecharon para darse más importancia- de que la II República es sinónimo de comunismo... pfffff, nada más lejos de la realidad. ¿Quién nos dice a nosotros que Gutiérez Soto no fue republicano "de derechas", que existieron y que se alistó en el bando franquista para evitar que el comunismo se hiciera con España? porque una cosa es clara: desde que empezó la guerra el futuro de España era o dictadura de derechas o dictadura comunista; de haber ganado la guerra el bando republicano, España nunca se hubiera convertido en una república como la francesa: hubiera sido un estado bolchevique... y los auténticos republicanos, los que hicieron posible que existiera la II República, como Ortega y Gasset y muchos más, eran gente políticamente muy moderada (los comunistas fueron abucheados por el pueblo al entrar con sus banderas soviéticas en la Puerta del Sol el 15 de abril de 1931, y no hicieron nada por la república hasta que les dijeron desde Moscú que o se ponían las pilas o en España legaba el fascismo, y entoces fue cuando dieron el pucherazo de las últimas elecciones de la República, amañadas como se ha demostrado ahora).
El ser "republicano no comunista" estuvo igualmente penado en la España de Franco (a mi bisabuelo, por ejemplo, le depuraron y arrebataron oficialmente su cátedra de Medicina al mes de morir y os aseguro que aunque muy republicano, de izquierdas no tenía absolutamente nada; a mi abuelo no le faltó trabajo, oficila además, porque en su campo no había nadie en España, pero fue igualmente perseguido y censurado; a mi padre, tras toda una vida trabajando como ingeniero en un ministerio, no le dieron un simple ascenso por ser hijo de republicano...) y tuvieron que vivir con el mismo silencio y miedo que los de izquierdas.
Así que considera que no todo es blanco y no todo es negro... no conoces las razones por las que Gutiérrez Soto se alistó en el bando nacional, así que no deduzcas esas gilipolleces que he leído en tu post. Y siento haber divagado tanto sobre política, pero creo que era necesario...
Gracias por tu comentario.
EliminarNo pretendía hablar de política, ni de arquitectura política (un tema interesantísimo), sino tan sólo dije de pasada que Gutiérrez Soto era una persona "de derechas de toda la vida". Pero lo dije sin segundas intenciones.
En cuanto a la "intrascendencia" de su magnífica arquitectura, quería decir que fue el arquitecto más dotado de su tiempo, pero que el "estilo" o el "mensaje" de su obra no le importaba nada. En él no se dio una evolución estilística, sino que a cada obra le daba el estilo que creía más adecuado o conveniente según la ocasión.
Si ponemos sus obras en orden cronológico vemos que saltaba de un estilo a otro, siempre a la moda y siempre haciéndolo magníficamente bien.
Y repito que cuando Fullaondo le quiere buscar una trascendencia cultural a su obra él se molesta mucho. A eso me refería con lo de "intrascendente".
Me alegra que este artículo siga despertando comentarios, y te agradezco mucho tus observaciones, que podrían dar para otra entrada.
No pretendías hablar de política pero a la pimera que puedes le tachas de franquista (y encima dices eso de "En la Guerra Civil se alistó en el bando adecuado, y venció") y comentas que trabajó mucho en el Madrid de la época por serlo, cuando para ello tuvo que congraciarse con "el Régimen", porque no estuvo bien visto en un principio. Por supuesto que tenía que hacerlo porque para comer no le quedó otra que pasar por el aro, como a otros muchos arquitectos.
EliminarParalelo a Gutiérrez Soto en Madrid existe la figura de Goerlich en Valencia; primero hace una especie de modernismo, luego decó, luego es el racionalista más salvaje de la ciudad y tras la guerra, aún siendo de derechas, se le fuerza a dejar ese estilo por identificarlo con la II República y hace cosas como el Banco de Valencia, que en los primeros planos era un edificio racionalista y al final se convierte en esa falla tremenda que es hoy...
Lamentablemente en esa época de España no podemos dejar de tener en cuenta las connotaciones políticas, pero tampoco se deb simplificar de esa manera.
Hola
ResponderEliminarA lo mejor es un poco tarde, pero es posible que aún llegue a tiempo.
En la Escuela Superior hice unos trabajos sobre esto, sobre Soto y esas generaciones de arquitectos de los movimientos artísticos y como la arquitectura es de los más denostados de todas las artes. Eso, las artes, en femenino; no el arte, el cuál sólo es un artículo.
Sobre Soto realicé dos años de estudios y mal no me vinieron los sobresalientes que conseguí; amén de los caprichos y las perspectivas de otros tantos y los atentados visuales de algunos edificios y otros tantos temas afines.
(Trabajos de carrera que aún conservo y de otros muchos; tras muchas horas de noche realizándolos mientras trabajaba)
Pero, fíjate, en esta sencilla calle de Vigo, hay un ejemplo de Soto, racionalista de corte y art deco de vista; incluso en su parte trasera.
Era una casa de gente de posibles en los años sesenta y setenta, al menos por entonces y décadas antes, cuando se hizo.
Te envío el enlace de "google mapa".
(Aunque la calle, en sí reunía muchos, o casi todos los estilos artísticos contemporáneos)
https://www.google.com/maps/@42.2291491,-8.702071,3a,75y,84.8h,102.58t/data=!3m7!1e1!3m5!1sg14uG8nE3zG7vzcpjMEkbA!2e0!6shttps:%2F%2Fstreetviewpixels-pa.googleapis.com%2Fv1%2Fthumbnail%3Fpanoid%3Dg14uG8nE3zG7vzcpjMEkbA%26cb_client%3Dmaps_sv.tactile.gps%26w%3D203%26h%3D100%26yaw%3D179.9957%26pitch%3D0%26thumbfov%3D100!7i16384!8i8192?hl=es
Un cordial saludo
Y a pesar de la política, Soto me gustaba y me sigue gustando
ResponderEliminarSu obra es como un casco hoplita retrofuturista
....¿Esa frase es mía?....
Eliminar:))´
Un artículo muy interesante.
ResponderEliminarEncuentro especialmente atractivo ese estilo de la década de los 40 y 50 en Madrid, caracterizado por el empleo del ladrillo visto y la piedra en edificios residenciales. Me parece una solución práctica, sobria y elegante, que no llega a desentonar con edificios colindantes de estilo clásico.
De Gutiérrez Soto, algunos ejemplos de ello son el Nº 53 del Paseo de la Castellana (1944), el Nº 63 de la Calle Serrano (1947), el Nº 8 de la Calle Zurbarán (1949) o el Nº 56 de la Calle Alberto Aguilera (1953).
En cambio, adentrándose ya en la década de los 50, pareciera ir prescindiendo de la piedra para dejar todo el protagonismo al ladrillo, como en los N.º 7 y 9 de la Calle Juan Bravo (ambos de 1954), el Nº 55 de la Calle Bretón de los Herreros (1957) o el Nº 56 de la Calle Francisco Silvela (1958). Todos ellos de Guitérrez Soto.
Desconozco si a este estilo (o sub estilo) se le conoce bajo algún nombre en específico, que defina por un lado ese carácter racionalista (por sus diseños sencillos, geométricos y funcionales) y por otro, como dice el a autor, el carácter castizo o histórico (entiendo que precisamente por el empleo del ladrillo y la piedra caliza). No sé si podría llegar a catalogarse como historicista o imperial, como leo en algunas fuentes, o quizá eso quedaría reservado edificios públicos, como el del actual Cuartel General del Ejército del Aire o el Edificio España.
Sin duda, es un estilo de vivienda residencial generalizado en aquellas décadas, con multitud de ejemplos en la ciudad de Madrid, especialmente en determinados barrios que el autor señala. Agradecería si alguien puede proporcionar más información o conoce publicaciones o estudios al respecto de este tipo de construcción.
Saludos.