Mi sobrino David, siempre atento a todo tipo de estímulos, me ha dado a conocer una colección de 103 fotografías de arte urbano. (Clicad aquí).
Es arte espontáneo, con ejemplos poéticos, tontos, chorras, críticos, etc.
Hay de todo: Cosas inteligentes y meras ocurrencias. Pero lo que más me interesa es que el espacio público está disponible para que todos lo leamos a nuestro modo.
Una de las cosas que más me han gustado es que muchos de estos ejemplos se ocupan de pequeños desastres, como para curarlos (uno pone literalmente una tirita). Se ocupan de rincones fracasados y les dan una oportunidad, y descubren belleza o ironía donde parecía imposible que las hubiera.
Muchas de las imágenes que más me han gustado han sido las discretas, las pequeñas, las que dejan un pequeño secreto, o las que parecen una mera broma privada. Mucho más que las grandilocuentes. Me pasa como con la arquitectura.
Nota.- Eso de que el espacio sea público significa que es de todos. Es decir, que no es de nadie en exclusiva. Nadie tiene derecho, por hacer una gracia, a fastidiarme la plaza en que paseo. Tampoco tiene nadie derecho a hacer algo que a mí me haga gracia, pero no a los demás. (Esto deberían pensárselo mucho los alcaldes glorieteros y rotonderos, con las "cosas" que ponen). Pero, reconociendo todo esto, ya me gustaría a mí que los grafiteros de mi pueblo tuvieran el talento que se ve en estas imágenes. La inmensa mayoría de grafitti y chorradillas que rodean y acosan mi espacio -TE AMO MARTA- ni tienen comas ni tienen puñetera gracia.
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