La reciente entrada sobre "coleccionismo arquitectónico" surgió de un interesante, divertido y lúcido artículo de Pablo Martínez Zarracina (clicad el nombre) que me pasó Francis el otro día.
El artículo de Zarracina se titula "Adjetivos", y los pone muy bien. Al edificio del RAG lo llama "feo y carismático", y más cosas. Pero leed su artículo.
(Al final, lo de "bonito", lo tomo con cierta ironía. Es mucho mejor que sea "bueno", pero no vamos a discutir. En el contexto que él lo dice me parece muy bien).
El moribundo edificio del RAG es un edificio como tantos, uno más, sin mayor mérito ni atractivo. Responde a su época y está muy bien hecho. Eso es todo.
Bilbao está lleno de edificios así, con la esquina redondeada. Y Madrid también. La típica esquina de un cine o de un bloque de pisos de los años treinta y cuarenta. Una moda. Una moda de ser limpio, de abrir los huecos con nitidez, de marcar con discreción y elegancia las tiras de ventanas y el ritmo de los pilares.
Es un edificio en el que uno ni se fija al pasar, uno de tantos. Muy bien hecho, muy bien pensado. Con todo en su sitio. Un edificio que ya me gustaría ser capaz de hacer.
Pero hace ya tiempo que ha quedado obsoleto. Incluso tenía una gasolinera en planta baja. (Como dice Zarracina, eso entonces no asustaba a nadie, como ver a un médico pasar consulta con el cigarrillo en la boca).
Esos viejos edificios son los que hacen ciudad. En Bilbao, dentro de esa línea racionalista "recticurva" hay algunas obras maestras, como el edificio de La Equitativa, de Galíndez, o el del Tigre, de Ispizúa. Es un carácter muy bilbaino (se ven a docenas por Bilbao), y parece mentira (ya lo dije) que una gente tan apegada a lo suyo renuncie a estas cosas para abrazar al primero que venga.
Estos edificios nos hablan de una época ya muerta, de una época optimista y fuerte, que hacía edificios como barcos, como automóviles, llenos de elegancia y fe en el presente y en el futuro. Todos ellos son dignos de respeto, porque todos hacen ciudad.
El edificio del RAG es obra de Diego Basterra, uno de los arquitectos "modernos" que contribuyeron a dar a Bilbao su carácter. No es un nombre famoso. No fue nunca un "arquitecto estrella". Estuvo muy dedicado a los proyectos de casas baratas, edificios industriales, institutos de higiene, y esas cosas que se hacían antes y que hoy vemos como un bello cuento de hadas.
No seré un feroz defensor de este edificio, que, como digo, no es nada del otro mundo; pero sí me sumo al grupo de gente desconcertada ante este tipo de derribos, como el periodista Aitor Bikandi (clicad sobre su nombre).
Como los dos artículos que os he linkado (¿linkado, lincado o linqueado? No sé en qué está pensando la RAE, que nos tiene en ascuas) son mucho más expresivos que yo, no añado más.
Ah, sí. Que este edificio es vecino de otro edificio obsoleto y abandonado que ha corrido ¿mejor? suerte: el de la Alhóndiga. La Alhóndiga se merece un monográfico (o varios). Pero, como dice Escarlata O´Hara, eso será mañana. Y mañana será otro día.
pues a mi me gustan muchísimo este tipo de edificaciones modernas de antes. Que dan sopas con onda a las modernas de ahora por su elegancia, sentido común y que supongo irrumpieron en su momento con modernidad de la buena. En Aranda de Duero, mi pueblo, existen algunos ejemplos estupendos de esquinas curvas que debieron suponer una auténtica apuesta de riesgo y que por supuesto siguen siendo mucho más modernos y hasta contemporáneos que cualquier otro de los monstruos que mis paisanos-colegas han levantado. Aún recuerdo las miradas de estrañeza que causé en algunos cuando me vieron, siendo estudiante, reivindicando el mantenimiento de una pequeña gasolinera de los años 40-50 que aún quedaba en la antigua N-1 as u paos por el cnetro de Aranda. Nadie entendía que aquella minúscula marquesia que protegía un surtidor y acompañaba a una pequeña oficna blanca con estrías horizontales me interesara más que la Iglesia de Santa María con su portada de Simón de Colonia. Al final aquella pequeña joya fue demolida y sustituida por las cahapas de Repsol o Campsa. Que pena.
ResponderEliminarYo vivo próximo al RAG, lo he visto toda mi vida, creo que es un ejemplo de arquitectura industrial que como bien dices antes se veía por Bilbao, por el barrio se comentaban que iban a respetar la fachada pero visto como han empezado el derribo (que no demolición) veremos desaparecer otro edificio emblemático del barrio, en el futuro nos arrepentiremos estoy seguro. Pero así son nuestros gobernantes, no respetan los viejos edificios con solera, y les encantan el nuevo estilo lleno de vidrio, en resumen vende.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Como dije, siempre me ha sorprendido que un pueblo tan nacionalista como el vuestro tolere estas pérdidas de identidad y de tradición.
ResponderEliminarYo soy madrileño-toledano, y tengo menos referencias que una gallina (Oteiza dixit). Aquí vamos atolondrados y sin saber adónde, y os admiro en muchas cosas.
En fin, una pena.