Hoy quería poner unos dibujos de Giovanni Michelucci, sin más. Me gustan los blogs en los que aparece una serie de imágenes bellas, o sorprendentes, o inquietantes, solas, sin palabras, sin estorbos. Pero tengo incontinencia verbal. No me puedo estar calladito.
Os quiero comentar apenas una cosa, y espero que os animéis a comentarme más cosas a mí, que ando un poco perdido con este arquitecto.
Fue un hombre muy longevo. Murió el último día del año 1990, dos días antes de cumplir los cien años. En los años treinta estuvo a la cabeza de la arquitectura racionalista en Italia. Su obra más conocida es la Estación de Santa Maria Novella, en Florencia, al lado de la iglesia de Alberti. Nada menos que una estación de tren. Era un proyecto endiablado: El respeto por la gran obra renacentista paralizaba a cualquiera, y estaba cantado que se hiciera lo que se hiciera las críticas iban a ser feroces. Y le salió (con varios colaboradores) un proyecto estupendo, dignísimo. Ya lo veremos en el siguiente artículo.
Lo que me sorprende es cómo el abanderado del racionalismo arquitectónico va abandonando aquella ideología, como si fuera una vía muerta, y se consagra a otra cosa. Estos dibujos, de los años ochenta (el arquitecto tenía los noventa y tantos años de edad) me inquietan, me excitan, me emocionan. No los entiendo. No sé a qué vienen. Necesito ayuda. Ayudadme con vuestras opiniones.
Veo el el psicoanalisis tambien te interesa :)
ResponderEliminarA mí no me parece que sea un racionalista arrepentido.
ResponderEliminarCon esos dibujos se deja llevar, fluye como la sangre, es todo más natural.
Con los años aumenta la entropía, el desorden (me acabo de leer Ciclos del Tiempo y qué maravilla!), y como es normal, sigue el curso de la expontaneidad.
Lo anormal es hacer las cosas cúbicas, esféricas, de medio punto, pulidas, relamidas, requetechupadas, etc.
Hay que transformar las cosas no diseñarlas. El diseño es antinatural, anticonceptivo..
Viva el diseño!
Este arquitecto, con su edad, se encuentra a una tipa con unas curvas diávolo, y dice: Pa qué más?