sábado, 11 de septiembre de 2010

Manual de discurso automático para arquitectos

(Resumen de un artículo de hace unos años, que me apetece recordar)

Los arquitectos nos vemos a menudo en situaciones muy incómodas:
–Carlos Luis, ¿tú qué opinas del Guggenheim de Bilbao?
–Luisa Fernanda, ¿qué te parece lo de Calatrava en Tenerife?
Ante estas preguntas a bocajarro nunca estamos a la altura. Y es muy triste, siendo arquitectos, no tener una opinión formada sobre las obras de nuestros ilustres compañeros, y balbucear torpemente agachando las orejas sin saber qué decir. Pero es mucho peor cuando sí tenemos una opinión, porque entonces emitimos borborigmos y ladramos: “¡Es una p... m.....!”, o: “¡Es coj.....!”, lo cual nos deja como patanes ignorantes, groseros y maleducados ante quien esperaba que fuéramos capaces de articular un discurso.
Somos arquitectos, es decir, personas con una alta (se supone) formación técnica y humanística, y se nos tiene que notar. El prestigio de nuestra profesión está en juego. Cuando alguien recurre a nuestra opinión o a nuestro juicio, confiado en nuestros conocimientos y en nuestra educada sensibilidad, no podemos responderle con un vergonzante soplido, con la cara colorada de vergüenza y de ignorancia, ni tampoco con un exabrupto.
Nuestra obligación es desplegar un discurso conceptual a la par que florido, y para ello, como auxilio y medicamento de urgencia, os doy una tabla y unas sencillas instrucciones.

La tabla tiene siete columnas, de la A a la G, y veinte filas.


(Si clicáis en ella la veréis más grande)

La estructura es muy sencilla. Es una máquina de formar frases con la misma composición:
a).- Un sintagma nominal que consta de artículo, sustantivo, adjetivo y complemento, todo ello actuando como sujeto.
b).- Un sintagma verbal que consta de verbo y complemento directo (formado por sustantivo, adverbio y adjetivo), todo ello actuando como predicado.

El que todas las frases tengan la misma estructura formal permite que cada elemento sea intercambiable por otro de la misma columna, sin otra repercusión que su significado, que, por otra parte, es perfectamente vacío.
Esto permite hablar y hablar sin decir nada.
Hay que usar un procedimiento para sacar al azar un número entre veinte. Puede ser el icosaedro de cartulina cuyo desarrollo adjuntaré en la próxima entrada. Pero puede ser cualquier otro: Veinte papelitos numerados, cartas, etc. O, simplemente, ir diciendo uno mismo los números a voleo.
Cada uno de los números que sacamos nos da una fila, y esto hay que hacerlo siete veces, uno por cada columna. Se obtiene primero un número del uno al veinte para la columna A, otro para la B, y así.
Si, por ejemplo, nos sale la serie numérica 3, 13, 7, 2, 15, 20 y 9, la frase correspondiente será: “La materialidad topológica del ictus expresa una frialdad intensamente metafísica”. ¡Chúpate esa!
Hay que señalar que cada uno puede y debe adaptar la tabla a sus gustos. (Por ejemplo, a mí la palabra ictus, el golpe de la medida musical, me gusta, y por eso lo pongo en la casilla C-7, pero comprendo que a otros no les diga nada).
También me ha parecido interesante la palabra “idea” en el A-7, y además me gusta “ideal” en el B-19, y no quiero quitar ninguna de las dos porque cada una es útil para su juego. Pero si me sale el 7 en el A y el 19 en el B me queda: “La idea ideal...”, lo que, obviamente, cambiaré por otra palabra cualquiera. Para colmo, el G-15 es “idealista”, y también me gusta que esté ahí. Creo que no hay más repeticiones, y ésta no quiero quitarla, pero otros pueden hacerlo.
Y nada más. Creo que está todo claro, y la tabla lista para ser utilizada.
Practicad con ella. Tomad palabras a voleo o hacedlo como os parezca. En unos minutos seréis imbatibles, y hasta podréis escribir artículos incomprensibles (y sin ningún sentido), que es lo que todos andamos buscando.

18 comentarios:

  1. Es genial. Me había hablado de ello una buena amiga psicóloga y muy pragmática como yo (yo soy abogada y administradora de fincas) y nos morimos de la risa con este juego. Porque una de las mejores cosas es que lo puedes aplicar a cualquier circunstancia de la vida y ver como otros lo aplican, incluidos políticos o compañeros de profesión....
    Gracias.

    ResponderEliminar
  2. me gusto mucho la tabla sobretodo estoy estudiando RQUITECTURa
    MUCHAS GRACIA

    ResponderEliminar
  3. Pobre Iñaki Abalos. Acabas de descubrir su máquina de escribir. Lo mismo te demanda.
    Yo en mis tiempos fui con menos contemplaciones:
    http://lhdjuandiezdelcorral.blogspot.com/search?q=idiota

    Pongo este post directamente en mis Cascotes y me congratulo de encontrar un blog sensato de Arquitectura. Al menos lo que parece a primera vista. Ya habrá tiempo para discutir otro día.

    juandiezdelcorral

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Demoledor, quizá os guste también el siguiente:
      http://vicisitudysordidez.blogspot.com/2009/11/satan-es-mi-senor-parte-i-tu-vida-va.html

      Eliminar
  4. Ja ja ja, excelente entrada, no conocía el artículo al que haces referencia, y hemos convergido en la idea del "puzzle del vacío semántico" (ocurre a menudo ¿no?).
    Un saludo
    http://caleidoscopiojuanmurillo.blogspot.com/2010/08/mantras-y-lenguaje.html

    ResponderEliminar
  5. Jajajajaja. Bravo.

    ResponderEliminar
  6. NO soy arquitecto señores solo soy un observador de la buena arquitectura, pero dejenme decirles que he sentido pena ajena cuando ha escuchado expresiones, sobre todo publicas como la del ilustre Colombiano Cesar Augusto Londoño, cuando dice que el triangulo de pasacal, es ese triangulito que se toca en las bandas de guerra...

    ResponderEliminar
  7. Bueno, un amigo de Luis Buñuel tenía una tabla parecida para explicar los argumentos de las películas. Realmente eran unas tiras de papel en las que aparecían los perfiles posibles de los protagonistas: el chico, la chica, el secundario. En base a esas combinaciones era capaz de adivinar el final de la trama. Y rara vez fallaba.

    En general me ha gustado la reflexión.

    ResponderEliminar
  8. Gracias por el aporte, de gran provecho

    ResponderEliminar
  9. Eres un artista,
    ojalá hubiese tenido esta tabla antes para `tirarme el rollo` en proyectos.
    Creo que hay una tabla parecida para escribir canciones de reggaetón....
    Un saludo!

    ResponderEliminar
  10. Ví esa tabla por primera vez en una exposición en el antíguo Museo Español de Arte Contemporáneo, allá por el año 1983 o 1984, cuando el museo estaba al lado de la Escuela, bajando la Av. Juan de Herrera. Había una muestra de la obra de Alvar Aalto en una sala de la planta baja. En una mesa de madera de no más de 30 cm. de altura había un taco de hojas de tamaño DIN A-5 con la famosa tabla de marras. Me hizo tanta gracia que quise averiguar quien era el autor; nadie me supo contestar a eso.

    Es curioso que treinta años después aparezca la misma tabla. Y sin autor conocido...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es la misma tabla. La exposición la recuerdo perfectamente, e incluso he hablado de ella en este blog, pero esas hojas A-5 no las recuerdo.
      La idea del discurso automático es antigua, y no he inventado nada, pero esta tabla en concreto la compuse yo.

      Eliminar
  11. La revista SUMA de argentina, publico un numero especial en los 80´(¿?) de humor, con chistes graficos de sobre arquitectura y arquitectos hechos por humoristas graficos argentinos. Tenia una tabla similar a la publicada, pero en vez de palabras combinaba parrafos completos. Si encuentran la revista, se las recomiendo. Saludos. Ernesto Aleman

    ResponderEliminar
  12. Si algún día hablo de forma tan repulsiva como vacua, me dejo de llamar arquitecto y me dedico a otra cosa. Esta tabla es un ejemplo de lo que NO hay que hacer para hablar de arquitectura (ni de ninguna otra cosa). La sencillez es un valor y la complejidad también. La simpleza y la complicación es lo contrario y lo que hay que tender a evitar. Uno NO es más sabio si los demás no lo entienden por complicado y vacío, como pasa con el uso de esta tabla, pero sí puede ser más sabio si sus razonamientos son complejos y llenos de contenido y argumentación. A veces las cosas, no son sencillas, sino complejas. Nunca complicadas, eso es de charlatanes, como es buen ejemplo esta tabla. Un saludo.

    ResponderEliminar
  13. La tabla es muy ingeniosa, en el fondo herramienta de un discurso fundamentalmente vacío, típico de los peores divulgadores de arquitectura

    ResponderEliminar
  14. Creo que los discursos de nuestros políticos se escriben con una tabla similar a esta… Todos son capaces de hablar durante horas sin decir nada 🤷‍♀️

    ResponderEliminar