domingo, 12 de octubre de 2025

Todo se muere

Estoy leyendo un libro sobre jazz que me está gustando(1). El prólogo(2) es una declaración nostálgica de la que extraigo estos fragmentos:

"Durante décadas el jazz pasó de un acompañante a otro como una enorme cadena de vida, una tradición oral; uno aprendía de los mayores y pagaba por este privilegio demostrando su valía en la gran comunidad del jazz. Hoy en día, el jazz se enseña principalmente en las escuelas".

"Para aprender a tocar, se empleaba el método de prueba y error".

"El jazz es hoy, por encima de todo, un ejercicio académico, una música artística antes que la música de un pueblo".

La banda de Joe "King" Oliver en 1923

"Paradójicamente, en muchos sentidos, podría decirse que la música está 'mejorando'".

"... a lo que se está refiriendo [el autor] es a la quiebra en la continuidad de esa tradición. No es la música de jazz per se lo que está en peligro; es la tradición que dio sentido a esa música -y a las vidas de aquellos que vieron en ella un modo digno de pasar por este mundo- lo que está desapareciendo ante nuestros ojos".

"No se trata de si la persona es capaz de seguir juntando las notas sino si esto, al fin y al cabo, significa algo..."

Veo claramente que este pensamiento, que comparto, se da en el jazz y en cualquier otro ámbito de la vida. Todo se muere.

martes, 30 de septiembre de 2025

Bloques cebra y casa de verano

He leído un artículo muy interesante (aquí) en el que se da nombre a un estilo arquitectónico casi omnipresente en los nuevos barrios residenciales de muchas ciudades. Supongo que os suena este aspecto:

Lo vemos por todas partes. Son edificios compuestos por franjas blancas opacas y franjas negras que agrupan las ventanas (también de carpintería negra) y completan los espacios entre ellas. Quedan así edificios a base de franjas blancas y negras que una cuenta de Instagram (@bloque_cebra) ha bautizado como bloques cebra.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Investigación del espacio

A Alberto Humanes


Al arquitecto y profesor Alberto Humanes da gusto seguirlo en las redes. Esos lugares llenos de odio y descalificaciones también están poblados de bondad y de generosidad. Alberto Humanes -como otra considerable cantidad de gente buena- transmite cultura y arte, y aporta siempre cosas interesantes.

El otro día ha puesto esta gravitación de Eduardo Chillida y este texto:

“De repente pensé: Por qué en vez de pegar estos dos papeles con cola, no los unes de alguna manera, los coses con cuerda o con lo que sea? Empecé a darle vueltas, a hacer pruebas y claro, inmediatamente apareció la solución. Además me di cuenta de las consecuencias que tenía. En el lugar en que antes estaba la cola metías el espacio “. Eduardo Chillida.

Sin título. 1988. Serie “Gravitaciones”. Galería Guillermo de Osma. 2022.

sábado, 13 de septiembre de 2025

Natalia

En septiembre de 2017, sin ser yo aún docente ni nada de eso, la Escuela de Arquitectura de Toledo me invitó a formar parte del tribunal de proyectos de fin de carrera de aquella convocatoria. Aparte de los profesores correspondientes, tenía que haber un arquitecto "de la calle" (iba a decir seglar), y se ve que como en Toledo tampoco somos tantos, era cuestión de tiempo que me tocara. Además yo tengo allí amigos y también se me conocía un poco porque hacía unos años había estado en la directiva del colegio de arquitectos. Aunque, por lo que me dijeron después, la circunstancia que les había decidido a invitarme había sido este blog. Ya veis qué tontería.

Cartel de la convocatoria

Me gustó mucho la experiencia. Echamos el día entero. Todos los proyectos eran de una calidad media bastante alta, y algunos eran verdaderamente buenos, y estaban trabajadísimos. Además yo, como no era docente, no tenía ninguna obligación de ponerme exquisito ni de hacer sesudas disquisiciones, ni ninguna responsabilidad de tipo ejemplarizante, así que me replegué en una postura inamovible: hacer elogios y celebrar el brillante final de carrera de todos los participantes en la fiesta. El ambiente fue excelente porque los profesores responsables también estaban con ánimo celebrativo(1).

viernes, 29 de agosto de 2025

Dos centavos

Algún día tengo que hacer una lista de personajes de cine y literatura a quienes envidio profundamente. En esa lista tiene que estar Norm Gunderson, el marido de la policía protagonista de la película Fargo. En una película tan cruel y tan dolorosa, ella, embarazada y todo, inmersa en el sórdido ambiente de crimen, consigue mantenerse dentro de la cordura y de la sensatez, y vive en paz, pero consciente de toda la crueldad salvaje que hay en el mundo. Sin embargo su marido está completamente ajeno a todo eso. No tiene noticia de la maldad. Vive en una burbuja de inocencia. Se dedica a pintar aves.

Una noche, en la cama, le da una noticia a su mujer: El servicio de Correos ha seleccionado un dibujo suyo de un ánade para hacer un sello. Su esposa lo felicita con entusiasmo, pero él rebaja un poco la alegría porque va a ser un sello de solo tres centavos, que es muy poca cosa, y va a tener muy poca relevancia.

La mujer le consuela diciéndole que cuando cambian las tarifas y pillan a la gente con acopio de sellos que de repente resultan insuficientes, tienen que comprar otros de valores bajos para completar, y entonces los de tres centavos son fundamentales.

El marido le dice que sí y le da la razón, pero es más bien para no seguir mareando a su esposa con su problemilla. Ella los tiene mucho mayores. En todo caso es un éxito que su dibujo circule por todas partes y sea incluso objeto de colección. (Aunque solo sea un miserable sello de tres centavos).

miércoles, 20 de agosto de 2025

Una casa (3)

(No pensaba añadir ninguna entrada más a las dos anteriores, que di por concluidas, pero me he encontrado con esta historia y creo que tiene mucho que ver. Además, en las anteriores me refería a la importancia de los habitantes y a la muy poca de la arquitectura, y aquí, para compensar un poco, sí quiero señalar que la arquitectura puede tenerla, y mucha).


EL ÚLTIMO CLIENTE

A mi contacto de bluesky C6H4(CH3)(NO2),
@nitrotolueno.bsky.social, que me dio esta
preciosa información: el último cliente.


Roland Reisley ha cumplido ciento un años en mayo pasado y es el último cliente vivo de Frank Lloyd Wright.


Ahí lo tenéis, en la terraza, bajo el voladizo, de su casa de Pleasantville, NY, que la Frank Lloyd Mopnograph fecha en 1951(1).

Ronald no solo es el último cliente vivo de Wright, sino que además lleva viviendo setenta y cuatro años, ininterrumpidamente, en la casa que el arquitecto le diseñó.

jueves, 31 de julio de 2025

Una casa (2)

Tengo una imagen muy viva de mi tía Pepa asomada a ese balcón (el que está marcado con una elipse roja).

Llevaba un  jersey de color azul eléctrico, que he evocado tantísimas veces en mi vida que me vuelve a parecer que lo estoy viendo, y nos hacía señas, muy contenta.

He dicho que la imagen es muy viva, y también que llevo toda la vida rememorándola, pero no por eso ha de ser cierta. La memoria es una traicionera. No obstante, lo voy a contar como creo que lo recuerdo.

Mis padres acababan de comprar ese piso en Madrid. Yo tenía tres años (siempre he pensado que ese día que vi a mi tía Pepa en el balcón yo tenía tres años, pero vete a saber). Por lo tanto era (o debía de ser) el año 1963.

Veníamos de la Estación de Radio de Pozuelo del Rey, en cuyo poblado para empleados habíamos estado viviendo unos años. (Según me contó muchas veces mi madre, yo había dicho allí mi primera frase(1) y también, por lo visto, me daban unos enormes zumos de tomate en un vaso de cristal con lunares rojos. Y ya está. No puedo decir más de mi paso por la estación de radio).

Yo iba con mi abuelo Vicente, pasajeros en la cabina del camión de la mudanza, y cuando enfilamos la calle (que entonces era de dos sentidos) vimos a mi tía y nos pusimos muy contentos, seguramente porque nos sirvió de indicación de cuál era la casa, que no conocíamos.