Como soy una persona culta hay libros que tengo que leer porque los tengo que leer. Son infinitos. Son obligados. Y yo soy solo una persona y ni siquiera me dedico exclusivamente a leer. Es más: leo muy poco tiempo cada día. De manera que mi lista de libros imposibles crece, y crece, y crece. (Nadie me obliga. Bueno, en realidad me obligo yo solo, porque siento que lo necesito).
En todo caso, sea tan enorme como sea la montaña de libros pendientes (y por cada uno que leo entran otros tres o cuatro nuevos), hay algunos que, ya digo, tengo que leer si quiero seguir mirándome en el espejo sin que se me caiga la cara de vergüenza, pero, sobre todo, si quiero seguir mirándome con alegría y con algo de sentido. Uno de ello es, era, Matadero cinco, de Kurt Vonnegut.
Podríamos decir que es una de las "novelas fundacionales" postmodernas. ¿Y eso qué es? Pues no sé qué deciros. Una novela fluida, sin género determinado, que puede disolverse y contradecirse donde quiera, que no es rígida, que se permite trivializar algunas situaciones trágicas y tremendas y "tremendizar" algunas situaciones triviales. Una novela de guerra, de niños en la guerra, del bombardeo de Dresde (que sufrió el propio Vonnegut) de cautiverio (que también sufrió), de soledad, de familia mal comunicada e incomprendida, y de extraterrestres muy dominantes. Lo normal.
Digo, lo diré, que la novela me gustó pero no me descubrió la verdad de la vida ni la trascendencia del mundo. Tampoco creo que lo pretendiera. Pero me hizo descubrir a un escritor que me cae francamente bien.